ESPACIO PARA GENTE QUE DISFRUTA DE TODO TIPO DE DEPORTE CON LA UNICA FILISOFIA DE SUPERARSE A SI MISMO ,DISFRUTAR Y SENTIRSE BIEN





9 feb 2010

LOS COMIENZOS DE UN MAESTRO DEL CICLISMO,JOSE Mª ROJAS


Aún recuerdo mi primera salida “seria” con la bici. La etapa Ronda-Ubrique-Ronda (100km). Os pongo en situación: año 1993 (si no recuerdo mal), ahí me tenéis con 20 añitos, perfectamente equipado, BH Top Line (acoples de triatlón incluidos. No sé para qué) y con aproximadamente (y siendo muy generoso) 80 km totales en mis piernas.
El día antes me dijo mi amigo Juan Arévalo: “- Jose, ven mañana con la peña. Normalmente la ida es muy tranquila y se hace agrupado y la vuelta pues... ya veremos”. Pues bien, ahí estaba el tío en la mañana del domingo rodando con la peña de Ronda camino de Ubrique. El primer puerto se salva bien, se trata del Pto. De Montejaque (es muy tumbado y en grupo se hace bien), después llegamos a una zona de toboganes rompepiernas antes de coronar el Pto. de Los Alamillos (km 35). En este punto recuerdo que Arévalo me preguntó: “-¿cómo vas?. Hay un grupito que se da la vuelta aquí. ¿Te vas con ellos? -No, no, voy bien por ahora”.
Tras una bajada que se me hizo interminable llegamos a Ubrique. Parada de rigor y desayuno. Yo contemplaba atónito lo que el personal se metía entre pecho y espalda, bocatas, churros tostadas, dulces, cafés, zumos, … y yo, que además estaba en ayunas, pensaba ¡madre mía!¿cómo van a poder pedalear con todo eso en el estómago? Yo no quiero nada que me vaya a sentar mal (¡qué listo fuí!).
Tras la parada retomamos nuestras monturas y encaramos el regreso. Recuerdo que fui de los primeros en salir del pueblo y aquella primera rampa me pareció que era una pared, de repente comenzaban a pasarme ciclistas y antes de que me pudiese dar cuenta me quedé totalmente descolgado y viendo cómo el grupo se marchaba fácilmente. Entonces vi a Juan que me estaba esperando y poco a poco fue tirando de mí. No recuerdo la de veces que tuve que poner el pie a tierra. Llegué a Ronda a duras penas y gracias a que Arévalo estuvo ahí todo el camino.
En fin, como se suele decir “la primera en la frente”. De los errores se aprende más que de los aciertos y ese día yo aprendí muchísimo. Desde el punto de vista físico comprobé “in situ” lo que es una “pájara”, algo que conocía a nivel teórico pero que no sabes realmente lo que es hasta que la padeces. No te puedes embarcar en una aventura de esa índole sin echar nada de gasolina ni antes ni durante y bebiendo sólo agua. Pero realmente lo más importante que aprendí ese día fue el valor de tener un compañero capaz de sacrificar su fuerza y su tiempo para tirar de uno, aunque fuera sólo dando ánimos y un poco de charla. Gracias de nuevo por aquello Juan.
PD. La etapa es durita pero no penséis que es nada del otro mundo, eso sí, no he vuelto a ir a Ubrique.
 
>